lunes, octubre 28, 2013

Dos covers de A Perfect Day para recordar a Lou Reed en un día imperfecto

Uno, con él al frente de todos los Superamigos: Bowie, Bono, Elton John... (ver la lista completa), producida por la BBC en 1997 para soportar su modelo de financiación pública en defensa de la diversidad musical:




Y otro de 2008, con la Enciclopedia del Pop, el omnipresente Elvis Costello:



Digresiones sobre Lou Reed (1942-2013)




Lou Reed era tremendamente neoyorquino, así que es apropiado que sea el New York Times quien mejor lo represente en estas horas. Este artículo necrológico
recuenta con precisión varias viñetas fundamentales del joven Lou Reed. No está de más, porque viendo la imagen férrea de sí mismo que Reed se forjó en público a lo largo de su carrera, a veces es difícil entender esa combinación química de trazo grueso y matices, de alta y baja cultura que hay en su arte y las influencias que lo llevaron a generar una de las escuelas más influyentes de la música popular estadounidense.

A las estampas ya conocidas de víctima adolescente de electroshock y joven músico autoinstruido con aspiraciones literarias, la nota añade el interés del joven Reed por la música popular pre-Beatle, incluyendo el jazz, el doo-wop y el proto-rock, y los autores de la generación Beat.

El paso de John Cale por la obra de Reed, aunque breve, puso el último ingrediente en la fórmula: un minimalismo de origen erudito que sirvió de coartada perfecta al canto hablado, el droning eléctrico y las progresiones básicas de acordes que se convirtieron en la marca registrada de la Velvet Underground y de la obra solista posterior de Reed.

El resultado de esta aleación fue un músico que el artículo define con acierto como un "primitivista estético con obsesiones de audio de alta calidad".

En los últimos años, convencido de su status de artista mayor, Reed se paseó sin límite por sus ilimitados intereses: desde su relación personal con la artista avant-garde Laurie Anderson, hasta su incursión con Metallica, pasando por su relectura de la obra de Edgar Allan Poe. Testimonio de ese apetito artístico es que después de su reciente trasplante de hígado publicó un ensayo sobre el último disco de Kanye West, Yeezus.

Creo que nadie en la historia de la música pop estadounidense hizo tanto con tan poco.

Foto por usuario Flickr -Jeffrey-, con licencia Creative Commons Attribution-NoDerivs

miércoles, junio 05, 2013

Digresiones sobre Modern Vampires of the City, de Vampire Weekend

Modern Vampires of the City es la culminación de una obra maestra de la fuga que Vampire Weekend inició tres años antes con Contra: cómo sobrevivir a la insoportable perfección de un aclamado álbum debut sin dejar de aprovechar las rentas que este ha generado.

El Vampire Weekend original latía con la energía adolescente que estallaba en las melodías y los riffs. En cada canción se notaba la aceleración 0-100 que solo los debutantes pueden lograr, macerada por años de ideas pujando por llegar al público. Muchos artistas se ahogan tratando de repetir esa explosión de creatividad en sus siguientes discos. Contra, en cambio, es un ejercicio de relajación sonora.

El tercer álbum es una combinación de los atributos expresivos de los dos anteriores. Eso le da un sentido de compleción artística, y encuentra a la banda en pleno dominio de sus facultades expresivas, más confiados que nunca. 

Lo más curioso es que estas virtudes no son evidentes en la primera escucha, disimulado por el giro hacia las texturas electrónicas. Pero luego se revela que más allá del single Diane Young hay otras canciones que descienden del linaje efervescente del primer álbum, como Unbelievers, Don't Lie, Worship You y, especialmente, Finger Back, con su sabor perfecto híbrido alternativo neoyorquino, alternando Talking Heads y Ramones. Mientras, canciones como Obvious Bycicle, Hannah Hunt, Ya Hey y Step siguen la tradición fresca y distendida de Contra. 


El disco se cierra con dos canciones anticlimáticas, fuera de la receta sonora del grupo: Hudson y Young Lion, que, amplían con tonos menores y disonancias la paleta de colores del grupo y dan pistas sobre su futuro. 

lunes, noviembre 19, 2012

Influencia posible pero no probable (IPNP): Joy (Tracey Thorn) / Cattleand Cane (The Go-Betweens)

Tracey Thorn, la ex cantante de Everything but the Girl, acaba de publicar su disco de canciones navideñas, Tinsel and Lights.

La primera canción del álbum, Joy, escrita por la propia Thorn, me recuerda al Cattle and Cane de los Go-Betweens, con la carga nostálgica de la letra y la tensión entre la progresión amable de acordes mayores y la brevedad seca de la frase melódica.




jueves, noviembre 15, 2012

MIB BSO: Tres canciones analógicas para una iniciativa digital


El MIB (Máster en Internet Business) ha creado hace una semanas una lista colaborativa en Spotify para que alumnos y profesores creen la "banda sonora" de la institución. En mi aportación he tratado de combinar mis orígenes sudacas con el tema que nos desvela (el desarrollo de ideas en el mundo digital, el camino al éxito y las numerosas piedras encontadas en dicho camino):

  • Para startups en aprietos, y tambien para no olvidar concentrarse en lo esencial a la hora de diseñar un producto: The Bare Necessities, en la voz de la brasileña Astrud Gilberto. ("And don't spend your time lookin' around/For something you want that can't be found")
  • Sobre la esquiva naturaleza del éxito: Todo a mi favor, un tango del argentino Adrián Abonizio, en la voz de Juan Carlos Baglietto, con su particular visión del cloud computing ("Ahora vivo en una nube/que no para de llover").
  • Una reflexión sobre el liderazgo: Strangers, de los Kinks ("So you've been where I've just come/From the land that brings losers on"). No son del sur, vale. Pero son geniales.

¡Enjoy!

domingo, marzo 13, 2011

El doble sabotaje de Elvis Costello en Saturday Night Live

Radio, radio es una de las canciones de Elvis Costello que más me gustan. En el Reino Unido se editó como single en 1978, pero en Estados Unidos ya había formado parte de la lista de canciones del segundo álbum de Costello, This Year's Model. En el estilo de "power pop de protesta" típico de las primeras obras de Costello, esta canción denuncia la complicidad de discográficas y radios para controlar la difusión de música, y en especial critica la exclusión del punk de las listas radiales.

Radio, radio está, además, en el centro de una curiosa anécdota que se extiende por más de veinte años en una línea de puntos que une al propio Costello con los Sex Pistols, el Saturday Night Live, el compositor de soundtracks Howard Shore y los Beastie Boys. Los rastros de esta historia están diseminados por diversos blogs, Wikipedia y Youtube, y me he encontrado con ellos buscando en internet ejemplos del abundante trabajo de Costello en colaboración (tema que merece, por lo menos, un post que no será este).

En diciembre de 1977 los Sex Pistols, la sensación británica del momento, estaban invitados a tocar en SNL. Pero lo que el punk ganaba en popularidad a fuerza de escándalo le complicaba la vida en obtención de visados, así que no hubo manera de tenerlos a tiempo en el programa. Costello estaba de gira con los Attractions en Canadá y Estados Unidos y entró al programa como muletto. El artista que protestaba por la exclusión del punk de los medios oficiales ocupaba el lugar del más punk de los grupos. La camiseta que vistió el baterista de los Attractions en la oportunidad daba irónico testimonio de esta paradoja en su leyenda: "Thanks Malc", en referencia a Malcom McLaren, manager de los Pistols.

La discográfica quiso aprovechar la oportunidad para difundir en el show el single más conocido de Costello hasta ese momento, Less Than Zero. Costello quería tocar Radio, radio, pero la canción fue vetada por su mensaje anticorporativo. En el aire, Costello mantuvo el guión solo diez segundos. Comenzó con Less Than Zero, a los pocos compases ordenó parar a su banda, se disculpó con el público (”I’m sorry, ladies and gentlemen, there’s no reason to do this song here”) y arrancó con Radio, radio. La sorpresa era propia de un carácter rebelde como el del joven Costello. Pero en un programa que, aunque de aspecto informal, siempre ha sido extremadamente planificado, significó que Costello no volvió a pisar el estudio de SNL hasta 12 años más tarde. Curiosamente, el director musical del programa era Howard Shore, luego celebridad en el cine por partituras como las de La mosca y la saga de El señor de los anillos.


En 1999, durante el vigésimoquinto aniversario del programa, Costello reinterpretó en SNL los hechos de 1977 con una vuelta de tuerca, "saboteando" una interpretación de los Beastie Boys (irónicamente, de la canción Sabotage) para repetir literalmente el parlamento que había dicho al público en 1977 y ponerse al frente de la banda de rap para una nueva versión de Radio, radio. Autorreferencialidad no por el placer de rizar el rizo, sino para reivindicar con elegancia las razones de un rebelde.



    martes, marzo 02, 2010

    Vampire Weekend en Barcelona, 27 de febrero de 2010

    Vampire Weekend en BCN

    El sábado por la noche fuimos con Gabriela de Madrid a Barcelona para ver a Vampire Weekend en la sala Penélope. Al día siguiente tocaban en el Circo Price en Madrid, pero nos pusimos muy tarde a buscar entradas y en el Price ya no quedaban buenas ubicaciones, así que decidimos apostar por conseguir un sitio mejor en el llano sin butacas de la Penélope y, de paso, darnos un paseíto por la Ciudad Condal. La banda me gusta mucho y el show también. No pensaba postear nada, pero a la vista de las tristes crónicas que he visto publicadas en los medios digitales locales, voy a volcar aunque sea algunos datos y opiniones sueltos para que los fans y entendidos (esos a los que nos les basta con que un periodista que no conoce el grupo les diga cosas como "Al compás de White Sky, los Vampire Weekend hicieron vibrar la noche madrileña") puedan hacerse una idea de lo que se vio y oyó.

  • Lleno total. No sé cuál es el aforo de Penélope, imagino que algo por encima de las mil personas.
  • El show empezó con apenas 10 minutos de retraso y duró solo 75 minutos, a una velocidad media de menos de cuatro minutos por canción. A juzgar por lo que leí de las crónicas de Madrid, el público fue más puntual en Barcelona que en Madrid, donde el concierto empezó cuando todavía la mitad del público estaba entrando.
  • Al sonidista se le fue la mano con el volumen de los teclados. Durante un rato está bien, porque se trata de una banda que trabaja mucho las líneas melódicas de cada instrumento, así que no está mal escuchar en detalle lo que hace el piano, pero al final pierde la gracia.
  • Tocaron 19 canciones de las 25 que tienen grabadas a día de hoy (11 en el primer álbum + 2 bonus tracks de la edición japonesa y 10 del segundo + 2 bonus tracks para iTunes). El reparto de la track list entre los dos álbumes fue bastante salomónico: diez temas del primer álbum (incluyendo el Japanese Bonus Track "Boston/Ladies of Cambridge") y nueve del segundo, el flamante Contra. Del primero se quedó fuera el reggae "The Kids Don't Stand a Chance" (lo que me apenó mucho, ya que es una de mis favoritas) y del segundo, "I Think Ur a Contra". No sé si fue intencional, pero se trata en ambos casos del tema de cierre de cada disco. Los bises fueron "Horchata" y "Walcott"
  • La banda hace un trabajo bastante bueno de soportar las canciones en directo con su formación básica de cuarteto sin perder mucho del sonido original y sin abusar de bases grabadas (que sin embargo se notaron bastante en la canción de apertura, White Sky, single de su último álbum). De todos modos, las tareas simultáneas de cantar, liderar el escenario y llevar el peso de una guitarra que está mitad de camino entre primera y segunda fueron por momentos demasiada carga para Ezra Koenig, sobre todo en las primeras canciones, cuando estaba demasiado frío, y las últimas, cuando estaba demasiado cansado. Su forma virtuosa pero prolija de tocar la guitarra con mínimos efectos (el modelo es una Epiphone Sheraton II, según Fretboard) me hizo recordar mucho a David Byrne en su período del álbum solista homónimo, el de 1994.
  • Koenig pone entusiasmo, carisma y cuerpo a las canciones, pero sin perder la prolijidad y mesura que caracteriza a esta banda en el estudio. Por el esfuerzo al que la somete, se nota que su garganta es joven y sana. El ritmo de ejecución del concierto es tan implacable, casi sin pausas ni palabras salvo para unas medidas interacciones con el público que al final yo, que no soy amigo de la demagogia escénica, terminé echando en falta un poquito de desorden. Si Koenig recuerda al Byrne de 1994, quizás lo que le falta es recordar un poco al de 1984, el de Stop Making Sense. En su descargo, digamos que en 1984 Byrne tenía 32 años y que Koenig hoy tiene apenas 25.

    De todos modos, la banda está muy bien, las canciones son geniales y el show también. Los VW son como un coche en ablande, solo les falta un poco de rodamiento. Este miniconcierto acústico que grabaron para la Blogotheque en Paris puede ser un adelanto del VW más suelto y distendido que podría esperarnos.




  • martes, enero 12, 2010

    Hola de nuevo, auriculares


    Hace un año dije esto, pero paseando por internet me enamoré de estos cascos y me los traje de mi viaje por EE.UU. Unos Grado auténticos, made in Brooklyn, pesados y difíciles de llevar por la calle, pero con un sonido exquisito.